jueves, 28 de julio de 2011

Croquetes

Robert de Nola (2006). Encantadísimo

Se’ns esmoles les dentetes 
Quan la mare fa croquetes.

Ben rosses i cruixidoress
No te’n menges, en devores.

En qualsevol ocasió
Si hi ha croquetes millor.

Miquel Martí i Pol (1999). Bon profit

miércoles, 20 de julio de 2011

Te he visto meterte los dedos en la garganta

“-¡Mentirosa! Te he visto meterte los dedos en la garganta.
-Vale, vale ya. Es que sentía náuseas y lo único que he hecho ha sido ayudarme un poco.
-Estás bulímica, Ellie. Ayer lo hiciste también. Sabía que te ocurría algo, pero tú seguías mintiéndome. ¿Por qué lo haces? Es una locura. No puedo entender que alguien quiera provocarse vómitos.
-¡No disfruto con ello! Es horrible. Pero ¿qué otra cosa puedo hacer si tengo tan poco voluntad y me pongo las botas de comer? Tengo que librarme de toda esa comida antes de que engorde todavía más.
-¡Pero si tú no estás gorda!” (p. 129).
bulimia

“-Me preocupa, Ellie. Tienes, de verdad, todos los síntomas clásicos de una personalidad anoréxica. Eres inteligente, perfeccionista, muy decidida, puedes mentir como una loca, has tenido una infancia traumática… ya sabes, has perdido a mamá siendo muy niña –la voz de papá vacila. Nunca habla de mamá, incluso ahora. (p. 146).



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WILSON, Jacqueline (1998): Chicas con imagen, Madrid, SM, Gran Angular, 212. Traducción Asun Balzola.

La belleza no es más que una parte de la moda

Rubens. "La tres gracias"
Rubens: "Las tres gracias". Museo del Prado
“-Vale. Os han lavado el cerebro. Son mujeres grandes, son fuertes, tienen los muslos robustos y los músculos fuertes. Y son valientes, dulces y vulnerables también. No son mujeres bellas. ¿Y qué? La belleza no es más que una parte de la moda. Los pintores han utilizado mujeres bellas como modelos durante siglos, pero su tamaño y proporciones han ido cambiando con el tiempo. Si tú fueras Giovanni Arnolfini y vivieras en la Edad media, tu tipo de chica tendría la frente alta, el pecho pequeño y una tripa grandota. Un siglo después, a Tiziano le gustaban las mujeres grandes y firmes con los traseros bien grandes. A Rubens también le gustaban las mujeres gordas, pero quería que tuvieran las carnes suaves y flojas. Las mujeres de Goya eran blancas y delgadas, y, sin embargo, al impresionista Renoir le gustaban de nuevo las mujeres grandes, pero que fueran de color rosa salmón” 


cats1

WILSON, Jacqueline (1998): Chicas con imagen, Madrid, SM, Gran Angular, 212. Traducción Asun Balzola, p. 155.
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