lunes, 6 de octubre de 2014

Ciudad de huérffanos

Maks y Willa entran en la cocina.
Es una estancia de unos tres metros de ancho por tres de largo y en ella hay una mesa cuadrada, cubierta con un hule amarillo, y una lámpara, además de tres sillas y un barreño de plomo que hace las veces de fregadero. Los fogones son de hierro y, al lado, se ve un cubo de carbón, además de la despensa y una alacena con platos y cacerolas. También hay una fresquera, aunque la familia solo compra hielo durante los días más calurosos del verano. En invierno, para evitar que la comida se eche a perder, la colocan en las repisas de la ventana.
También hay un gran barreño de plomo, con una tabla de fregar que mamá utiliza para lavar la ropa y en el que, a veces, se bañan. En un estante sobre los fogones se pueden ver tras grandes planchas de hierro, que mamá también usa para trabajar.
No es mucho, aunque en la habitación no caben muchas cosas más.

Avi (2012): Ciudad de huérfanos. Editorial Bambú. Páginas 66-67.
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