domingo, 8 de mayo de 2011

Devorar, abrir la boca, masticar, tragar...






“Daba igual lo que fuera. No percibía los sabores. La cuestión era devorar, abrir la boca, masticar, tragar, y vuelta a empezar, una vez tras otra. Una miradita al espejo, me peso en la báscula, me mido la cintura, vomito, soy una experta, me basta abrir la boca y manipular la campanilla, ¡campanilla, la hora de comer, de devolver!, comer, devolver, espejo, báscula, metro que mide la cintura, centímetros, kilos, fea, ¡más que fea!, ¡horrible, estás espantosa!, hoy te veo un poco mejor, pero ayuna dieciocho horas para estar mejor todavía, siempre se puede mejorar, ¿no crees?, ¡desde luego!, pero nunca serás perfecta, ¿verdad?, verdad, pero lo puedo intentar, comer, vomitar.
Cuando empiezas eres incapaz de parar, ¿verdad? Te embalas, es como caer por una pendiente. Si te arrojas al vacío, la gravedad tira de tu cuerpo hacia abajo. Si comes, sigues comiendo, hasta reventar. Come, come, no puedo parar. ¿Qué pasaría si un día ni las náuseas ni los mareos bastaran para detenerme? ¿Explotaría?
Corre al espejo, querida. Comprueba la barriga y las pistoleras. ¿Te gustas? Estás hecha una foca, ¿verdad? Normal, con lo que acabas de meterte. ¡Ayuna, vomita! ¡Trata de arreglarlo! Imposible, has comido demasiado, te has deprimido y necesitas comer más para compensar tantas desgracias. La comida te consuela, ¿no? Se trata de eso, ¿verdad? Pero luego te odias…
Lorena se tendió en la cama, se cubrió la cara con la almohada y rompió a llorar”.


CLAUDÍN, Fernando (2001): La serpiente de cristal, Madrid, Anaya, (Espacio Abierto, 92, p. 72-73.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

ENGRANDEIX EL TEXT