martes, 13 de diciembre de 2011

Discriminación "alimentaria"



Los conejos blancos bebían en la parte más alta del río y comían la hierba que crecía a sus orillas. Los conejos negros bebían en la parte baja del río y comían la hierba que crecía allí, el agua estaba un poco sucia y la hierba marchita y menos jugosas, pero era de todos modos una comida aceptable y casi siempre suficiente.

TUSQUESTS, Esther (2011): La conejita Marcela, Kalandraka, Libros para soñar, s/p.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Cena generosa


Viana tomó asiento junto a Belicia y la madre de esta. Pronto, los criados empezaron a traer platos, mientras los invitados del rey comentaban con alegría los sucesos de la jornada y el vino corría generosamente. Se sirvieron pastelillos de piñones, crema de guisantes, perdices escabechadas, cochinillos asados, potaje, cordero a la miel… Cuando sacaron el guisó de carne de buey, Viana estaba tan llena que dejó de prestar atención a la cena para charlas con Belicia; las dos contemplaban disimuladamente a los jóvenes caballeros aparentando disfrutar de la música que amenizaba la velada.

GALLEGO,  Laura (2011): Donde los árboles cantan, Madrid, SM, pág. 23.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

El moho verde del pan no se puede disimular más...

El dueño de la cafetería vende durante los recreos bocadillos, chocolatinas y batidos de chocolate a precios prohibitivos. El usurero se lo puede permitir porque el supermercado más cercano está justo a los pies de la montaña donde está el colegio, y durante el recreo no da tiempo a hacer todo el recorrido. Por eso, el dueño de la cafetería puede pedir lo que quiera por sus bocadillos. Pero parecer ser que no se contenta con tener el monopolio. Quiere sacar el mayo beneficio a su negocio y vende siempre lo que le va sobrando de un día para otro como si fuera mercancía fresca, así hasta que el moho verde que le sale al pan no se puede disimular más.
Los bocadillos de tortilla son un recurso muy apreciado entre los alumnos que no tuvieron tiempo de estudiar para un examen. Después del segundo bocado, empiezas a sentir un sudor frío; con el tercero te pones verde; a partir del cuarto, te retuerces de dolor en el suelo y, a mucho tardar, después del quinto, te envían a casa o directamente al hospital. No es de extrañar que los bocadillos de tortilla de días anteriores cuesten el doble que los que están recién hechos…

BERTRAM, Rüdiger (2011): Coolman y yo, Alzira, Algar, p. 70 i 71.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

La desnutrición trae consigo enfermedades...


“…los hombres, al formar parte de los ejércitos de forma masiva, no pueden dedicarse a cultivar la tierra y así obtener los productos necesarios para alimentarse. La desnutrición trae consigo muchas enfermedades, algunas contagiosas, que dan origen a epidemias que causan la muerte a un gran número de personas. Cuanta menos gente y recursos se tienen menos posibilidades existen de producir otros bienes necesarios, como los vestidos, los útiles de cocina, los muebles y de más cosas que dan la riqueza y el bienestar a los países. La única industria que se mantiene suele ser la de fabricación de armas”.

GÓMEZ MONTEJANO, ANTONIO (2001): Los cuadros del tiempo, Barcelona, Magisterio Casals, p. 51.

martes, 22 de noviembre de 2011

... como para ir de expedición al Himalaya



“Hay personas que asocian las ganas de comer con la salud y hasta con la felicidad misma. Para ella, no había mejor noticia que el apetito de sus dos hombres, o sea, mi padre y yo. El desayuno fue como para ir de expedición al Himalaya. Primero, un zumo de naranja, después un tazón de cereales seguido de tortitas con miel y tostadas con mermelada casera de manzana. ¡Un festín! Cuando me lo terminé todo, creí que iba a estallar como un sapo.
-¿Quieres algo más?
-Si meto algo más en el cuerpo, reviento.
-Tú lo que necesitas es comer, que estás en edad de crecer. Todos los días pareces cambiar de talla y no comes lo suficiente, por eso estás más flaco que la radiografía de un silbido. Luego, ya se sabe…”

ÁLVAREZ, Blanca (2005): El escritor asesino, Barcelona, Edebé, p. 94.

martes, 8 de noviembre de 2011

Castañada... casi estival

La temperatura era estival pese a que nos hallábamos a finales de octubre. Las castañeras, escotadas y remangadas, se afanaban en mantener y avivar el rescoldo y hacían saltar centellas de fuego entre las castañas y los boniatos. El aires se llenaba de olor a castañas tostadas, pero no me apetecían como otros años porque hacía demasiado calor para quemarme y tener que soplarme las yemas de los dedos.

LIENAS, Gemma (2009): Así es la vida, Carlota, Barcelona, Planeta, p. 54.


Activitats de lectura

martes, 1 de noviembre de 2011

Comer de Pícnic

Los guías nos han repartido unas bolsas de papel en las que ponía PICNIC porque haremos una excursión y comeremos en la montaña. Hemos mirado qué había dentro y no tenía demasiada buena pinta: un bocata de queso, otro de un embutido muy extraño de color naranja, un trozo de lechuga y un yogur. En cambio el Melón tenía un huevo duro y un plátano. Es un enchufado porque viaja en otro autocar de más categoría que el nuestro. Nos ha dicho que partiría el huevo en tres pedazos y lo compartiríamos, pero que el plátano no, porque tiene mucho potasio y él necesita potasio.

CARRANZA, Maite (2011): Víctor y los vampiros, Barcelona, Edebé, p. 114.

El menú de Jonathan Harker


El guía nos ha explicado que antes no existía porque Bram Stoker se lo inventó, pero que lo construyeron no hace mucho para los turistas como nosotros, que les hace ilusión creer que sí, que están en el mismo lugar que el personaje de la novela.
Es un hotel bastante normalito que tiene un restaurante bautizado como Jonathan Harker. Fuera de la sala está colgado el menú de la cena de Jonathan Harker:
Robber Steak
Carne de buey con tocino, cebolla y pimiento rojo
Vino Golden Mediasch
Qué asco. A mí no me gusta el pimiento. Mi padre, en cambio, ha flipado y se ha hecho el listo.
-Eh, para cenar tenemos el menú que cenó Jonathan Harker en la novela. Es increíble.


CARRANZA, Maite (2011): Víctor y los vampiros, Barcelona, Edebé, p. 70

lunes, 31 de octubre de 2011

Amanida Cèsar

                                                                    Amanida César
                                                    
La Cèsar és, abans que res, una variant de l`amanida romana (d`aquí el nom, suposo). Cal afegir-hi crostons de pa sucats amb oli (si el meu millor amic ho sabés...) i encenalls de parmesà. S`amaneix amb una salsa feta amb el mateix formatge i una mica d`all. Vet aquí la recepta per als puristes, la recepta original nascuda al sud de Califòrnia durant els anys vint del segle passat. Nascuda, per tant, molt lluny d`Itàlia. Actualment, a la majoria dels restaurants la serveixen amb un ingredient suplementari: pit de pollastre esfilagarsat. I cal reconèixer que és molt bona. L`àvia ha decidit de recórrer tos els restaurants de la ciutat (i de les ciutats que visita) i establir una mena de palmarès de les amanides Cèsar. És evident que, quan arriba l`hora de jubilar-se, la gent es distreu amb qualsevol cosa.


LAMBERT, Jérôme (2011): No m`agraden els dilluns, Barcelona, Castellnou, pàg. 65. Col. Pícnic, 20.

Endívies amb pernil

La mare, per exemple, em retreu que no m`agradin una pila de coses de casa. Per exemple, les seves endívies amb pernil. En el millor dels casos, el plat surt bé i el formatge s`ha gratinat per sobre i continua fent xup-xup, crepitant i fent esclatar bombolletes daurades quan arriba a taula, i te`l pots menjar amb l`esperança que n`hi hagi més i més, perquè cal reconèixer que és una delícia. Però després, un cop desaparegut el formatge, ve el desencant. Et trobes davant una mena de pila tova de pernil calent banyat en un suc blavós. Les endívies es presenten com sempre: verdoses, sense brillantor i no gaire apetitoses. No fan cap esforç per seduir els ulls, els narius, les papil·les de qui les menja. I això per no parlar del seu gust. La meva teoria és que, quan un fabricant –de medicaments, per exemple- vol obtenir el pitjor gust possible, injecta al producte que sigui essència d`endívia. L`endívia és l`amargor feta verdura. En el cas que ens ocupa, valdria més conservar el millor i servir a taula només formatge gratinat. Seria la manera de no decebre mai ningú.
Però encara hi ha un cas pitjor que el del formatge que dissimula pèrfidament la infàmia. És el cas en què el plat no surt bé. Si, per exemple, no hi ha hagut temps per cuinar al forn i s`ha optat pel microones, el resultat és de pura consternació. El pernil és gris, les endívies són gris, el suc és gris. El sopar és gris.
Bé, no en parlaré més, perquè segur que en alguna banda hi ha un comitè de defensa de les endívies amb pernil que se`m llançarà al coll si continuo atacant-les. I si no n`hi ha cap, segur que aquestes línies podrien justificar-ne la creació.


LAMBERT, Jérôme (2011): No m`agraden els dilluns, Barcelona, Castellnou, pàg. 28-29. Col. Pícnic, 20.

Un menjar horrorós

Em feien netejar la casa, cavar el jardí i treballar com una burra remenant el calderí. Em feien cuinar un menjar horrorós, com ara potes d`escarabat amb gelatina i caramel d`ungla de dit del peu, i després m`ho feien envasar. El que menjàvem també era fastigós. Un dia normal i corrent, l`àpat consistia en ulls de peix amb torrades, amanida de cucs vius i pastís d`anguiles amb guarnició de llot. Mai no hi havia salsitxes, ni patates fregides.

BRODERICK, Marian (2011): L`aprenenta de bruixa, Barcelona, Castellnou, pàg. 16. (Pícnic, 19)

martes, 18 de octubre de 2011

Calamares con arroz


Los dos se sientan a la mesa. Hoy el padre ha cocinado calamares guisados con arroz, uno deplatos preferidos de la niña. Comienza a explicar cómo los ha preparado, en un intento de cambiar de tema, pero Brenda insiste en continuar la conversación de antes. Entre bocado y bocado, la niña va explicando sus razones:
-Los animales no eligen cómo quieren ser, nacen así.

FERNÁNDEZ PAZ, Agustín (2011): Corazón de piedra, Madrid, Oxford, pág. 16.

Con el estómago lleno, pero...


Trató de calmarse. Aún tenía tiempo. Se vistió y bajó a desayunar. Pensó que el simple movimiento de las mandíbulas podría contribuir a hacer desaparecer la gota. Comió tostadas con mantequilla, jamón de York y queso; pero, como no conseguía su propósito, siguió comiendo: salchichas fritas, huevos revueltos, beicon… todo acompañado con mucho pan. Se marchó de la cafetería desesperado, con el estómago lleno y con la impertinente gota jugueteando incansable dentro de su pabellón auditivo.

GÓMEZ CERDÁ, Alfredo (2011): ¿Y para qué sirve un libro?, Madrid, SM, Gran Angular, p. 65.

martes, 11 de octubre de 2011

A lo Arcimboldo...

                                                                 Arcimboldo: "Vertumno"
Por la mañana muy temprano, Rita, con la ayuda de Flander y el tendero Piotr, que se había quedado a dormir, se colocó el disfraz. Llevaba por cabeza una calabaza que habían vaciado y pintado. Una zanahoria hacía de nariz, varias hojas de espinaca simulaban su pelo y otras dos pequeñas zanahorias hacían de pendientes. Las cejas estaban hechas con la piel de una patata y las orejas eran dos trozos de calabacín tallados y pintados.

VALVERDE, Mikel (2011): Rita y el sueño del alquimista, Madrid, Macmillan, p. 78-79.

martes, 27 de septiembre de 2011

Galetes

Galetes
Són companyes agraïdes
de bocins de xocolata,
de la llet de l`esmorzar,
de mantega
i melmelades,
i de l`hora de berenar.

A casa es ho passem bé
escollint-les,
repartint-les...
i, sobretot,
quan és l`hora de cruspir-nos-les.

Sempre a punt per tastar!
tenen mil i una formes
per poder-ne triar,
i es deixen paladejar
en aquell moment del dia
que les vulguis rosegar.

CASAS, Lola (2011): Nyam-nyam, Barcelona, Castellnou, p. 12-13. Col·lecció Pícnic, 15. Il·lustrat per Gustavo Roldán.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Una paleta de un pintor llena de colores



Una tarde, después de terminar un encargo bastante complicado, Macao y Antón se fueron a tomar un refresco. Sentados en una terraza, pensativos, observaban en silencio cómo las burbujas del refresco jugueteaban dentro del vaso.
Allí cerca había un puesto de helados. Los había de fresa, de nata, de naranja, de almendra, de pistacho… El escaparate parecía la paleta de un pintor llena de colores.
Un niño se escapó de la mano de su madre y corrió hasta el puesto. Aplastó su nariz contra el cristal.
-mamá, cómprame un helado –dijo el niño.
-No –respondió la madre.
-¿Por qué?
-Porque estás resfriado.
El niño miró con pena los helados y añadió:
-¿Me comprarás, al menos, una pastilla de regaliz?
-Sí, eso sí –le consoló la madre.

GÓMEZ CERDÁ, Alfredo (1986): Macaco y Antón, Madrid, Bruño, p. 45.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Una casa muy dulce



Nuestra actuación con el super rap de san jorge de los YFR fue todo un éxito, pero lo mejor fue la ciudad que hicieron Mika y Khalil. Había quedado spec-ta-cu-lar. Sobre una montaña de bizcocho se levantaba un castillo de chocolate con soldados de galleta en sus almenas. Y, debajo, las casas. Los carteles de las tiendas eran de caramelo; había caballos de gominota arrastrando carros de pan dulce, figuras de chocolate y azúcar paseando por las calles pavimentadas con obleas… En la pared habían expuesto todos los dibujos de Khalil. El padre de Mika estaba a su lado orgulloso, explicando cómo habían hecho cada cosa y regalando trozos de un enorme bizcocho en forma de dragón que también habían traído. Gustó tanto la ciudad que nadie se atrevió a coger ni siquiera un perrito de galleta.

FONSECA, Javier (2011): El caso del dragón de fuego rojo, Madrid, Mcmillan, Clara Secret, 5. Pág. 81. Ilustración de Joaquín González.

martes, 30 de agosto de 2011

El picnic del 4 de julio



Las mesas del picnic rebosaban de pasteles de melocotón, tartas de cereza, frutos del bosque, mazorcas de maíz, jamón y pollo frito, y en la barbacoa no cabía una chuleta más. Banderines y globos del 4 de julio decoraban árboles y mesas por igual. Los niños atrapaban manzanas con los dientes, los hombres lanzaban herraduras, el nuevo pastor y su esposa disfrutaban del banjo y el violín que tocaban los chicos de los Straitban, y las mujeres bebían limonada y se abanicaban bajo los árboles. No había un solo lugar en el que Piper posara la mirada donde no estuviera sucediendo algo.

FORESTER, Victoria (2010): La niña que podía volar, Barcelona, Montena, pág. 33.

jueves, 25 de agosto de 2011

Estoy mejor...

-Estoy mejor, de verdad. Estoy probando un nuevo medicamento-. Fue a la cocina y señaló una olla-. Hasta hice sopa ayer. Y tengo una barra de pan muy bueno, por si tienes hambre después del paseo. Debería haberte preguntado antes… Hay un buen panadero y cocinero en Springton. Allí es donde he encargado la cena. Y hay un lugar cerca de aquí que quiero que veas. Lo descubrí un día paseando. Dios mío, mañana es e Día de Acción de Gracias, ¿verdad? Sigo perdiendo el hilo.

FOX, Paula (1999): La cometa rota, Barcelona. Noguer, p. 38.

Nunca habíamos tomado café

Mi abuela de despertó a las seis, con hambre y quisquillosa. Nadie se había acordado de la comida. ¿Cómo pensar en comer cuando el mundo acababa de estallar en llamas? Por fin, mi madre fue a la cocina y preparó unos platos de carne fría y sobras de ensalada de patata, que nos sirvió a los tres agrupados delante de la radio. Hasta nos trajo café. La abuela insistió en comer con la misma formalidad de siempre. Caroline y yo nunca habíamos tomado café y el hecho de que nuestra madre nos lo hubiera servido aquella noche fue para nosotras una señal de que nuestro mundo seguro de siempre ya era cosa del pasado.

PATERSON, Katherine (1999): Amé a Jacob, Barcelona, Noguer, p. 35.

lunes, 22 de agosto de 2011

Una cena de honor




Eran las últimas horas de luz del día y la carroza que iba a llevarles a Roma estaba casi lista. El dux había organizado una cena en honor de los viajeros y allí estaban todos los hombres ilustres de Génova. Por primera vez, a los tres discípulos los invitaban a comer en el mismo lugar que los nobles. Juan Bautista devoraba un pedazo de venado asado y bebía vino en abundancia para que el manjar le bajase al estómago. Su compañero López estaba más acostumbrado a algún que otro banquete, pero él, el hijo de un modesto herrero, no había probado delicias más allá de la “olla podrida”, a la que, por cierto, nunca había hecho ascos, y alguna liebre chamuscada en las festividades importantes. En los viernes de Cuaresma siempre se comían sardinas en la fragua de Miguel Martínez del mazo y eran estos los días favoritos de Juan bautista, que se olvidaba unos instantes del pan, los huevos y el tocino diario.

JUÁREZ, Jorge M. (2011): La misteriosa fragua de Vulcano, Madrid, Bruño, pág. 114. Paralelo Cero, 69.

domingo, 21 de agosto de 2011

Ansiedad y comida


Meghan permanece quieta durante un momento en el granero para recuperar el aliento, atrapado en pequeñas burbujas entre los Cheetos que le atiborran boca y garganta. Inspira, espira. Inspira, espira. Mastica con la boca abierta, resollando mientras come. El hormigueo se ha extendido brazos arriba y piernas abajo: es una blancura ruidosa, como un canal de televisión sin sintonizar. Muy pronto, le arrasará el estómago, le inudará el corazón y los pulmones como agua tibia, le llenará la garganta, la boca y la cabeza. Se ahogará en la nada. Meghan ralentiza sus movimientos: ya puede dejarse caer, hasta el final. Saca la última chocolatina de la mochila algo reticente. Desliza un dedo bajo la solapa de papel de plata. Quiere a la vez engullirla de un bocado y lanzarla lejos.  


GEORGE, Madeleine (2011): Apariencias, Madrid, Editex, Libros de Mochila, p. 159.

Pasión por la gelatina

Aimee mira más allá de su madre, a través de la ventaba de la mesa de desayunar, por encima del jardín en cuesta, hacia el final de la calle y las cuatro casitas exactamente iguales que se miran entre sí alrededor de la calle cerrada. En el césped, el aspersor saca su pequeña cabeza de reptil, levantándola desde algún lugar oculto y empieza a lanzar latigazos de agua al aire. Magia de barrio residencial.
-Quedan los palitos de queso. Y las zanahorias, y el yogur. Y también los pimientos, el brécol y la berza. Y la gelatina. ¿Queda gelatina, por cierto?
-¿Gelatina? –Aimee asiente-. Quedan tres en el Frigo –concluye su madre.
-¿Sin azúcar?
-Sí, pero cariño…
Aimee salta de la silla, cruza a zancadas la habitación y tironea de la puerta del Frigo, cerrada casi al vacío, hasta abrirla. Ahí están: lima, limón y cereza, brillando como semáforos en el estante del medio. Sus superficies resplandecientes se mecen, ácidas.
-Las acabo de hacer –explica su madre-. Hay que dejarlas unas horas. (pág. 28).


Meghan no deja de observar cómo Aimee Zorn retira la tapa de papel de aluminio del tarrito de gelatina y la coloca boca arriba en el suelo, junto a ella. Aimee contempla el tarrito, alza la diminuta cucharilla y, con precisión de cirujano, la introduce en la sustancia verdosa. Cuando el extremo de la cucharilla atraviesa la tensa superficie de la gelatina, el cuerpo de Aimee Zorn parece atravesado por un leve aguijonazo. Ahora, hace girar la cuchara una vez en el mismo centro de tarro y extrae una perfecta cucharadita de lima, cuyo contenido, diminuto y perfectamente tallado, ni siquiera tiembla cuando se lo acerca con todo cuidado a la boca. Aimee Zorn separa sus labios oscuros y estrechos e introduce la cuchara plateada para después sacarla lentamente. Los labios no tocan en ningún momento el metal, con los dientes arrastra el pedacito de gelatina verde. (p. 48).


GEORGE, Madeleine (2011): Apariencias, Madrid, Editex, Libros de Mochila.

jueves, 18 de agosto de 2011

Bocadillos de tortilla con Camembert

El viernes era festivo en Bellemer. Amaneció soleado y decidimos acercarnos a la playa. Buscamos una calita escondida en los acantilados para no encontrarnos con nadie. Llevábamos bocadillos de tortilla con unas láminas de queso Camembert que se habían derretido nada más entrar en contacto con el huevo caliente y que daban al resultado una textura cremosa difícil de igualar.

FERNÁNDEZ SIFRES, David (2011): El faro de la mujer ausente, Zaragoza, Edelvives, Alandar, 127, pág. 125.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Un te com cal

                                                                       Te verd
                                                     
L`aigua ja bullia. Les fulles de te esperaven al fons de la tetera. Va abocar-hi el líquid calent. Va preparar la tassa amb el plat i la cullereta. Hi va tirar un raget de llet. A la nit era millor. Va destapar la sucrera, amb la cullera petita va remenar el sucre; després la va treure plena i va barrejar els petits cristalls amb la llet. Va agafar la tetera i lentament, cerimoniosament, es va omplir la tassa amb la infusió fumejant. (pàg. 178).

AMORÓS, M. Lluïsa (2008): Me`n torno al carrer Kieran, Barcelona, Barcanova. Nova narrativa, 124, p. 178..

Maduixes


Seguint el caminal arribàvem a l`hort. Teníem prohibit collir maduixes, perquè podíem fer malbé els crestalls. De vegades el pagès que treballava a l`hort ens en donava un cistellet. Eren delicioses, aromàtiques, acabades de collir. Espolsàvem la terra i ens les menjàvem asseguts al banc de la placeta on hi havia el gronxador i el vell garrofer (pàg. 158).

AMORÓS, M. Lluïsa (2008): Me`n torno al carrer Kieran, Barcelona, Barcanova. Nova narrativa, 124, p. 158.

Maionesa

                                                               Maionesa
Els dies d`estiu eren plàcids. Quan tornàvem de comprar la mare es posava a la cuina a endreçar cada cosa al seu lloc, després preparava el dinar. De vegades l`ajudava a desgranar pèsols; o mirava con feia la maionesa, amb el morter subjectat entre les cames, en una mà el setrill i en l`altra l`estri de fusta que feia girar amb compte perquè no se li tallés la salsa. Algun cop em demanava que fos jo qui tirés l`oli. Em deia “ara”, i jo l`abocava lentament. Li sortia una maionesa espessa, ben groga i gustosa. 



AMORÓS, M. Lluïsa (2008): Me`n torno al carrer Kieran, Barcelona, Barcanova. Nova narrativa, 124, pàg. 59.

En deu minuts va estar tot organitzat

Aquell primer dia, després de desfer la bossa per deslliurar la roba roba que duia moltes hores comprimida, vam anar a la cuina a fer el sopar. A la nevera no hi havia gairebé res. En Josep va obrir el congelador, allí sí que n`hi havia per triar: plats precuinats de tot tipus, des de verdures i carns arrebossades, passant per lassanyes i canelons, fins a farcellets i rotlles indonesis.
En deu minuts va estar tot organitzat. En raimon va fer lloc a la taula on solíem menjar sempre, perquè la cuina és àmplia i permet encabir-hi un banc raconer més dues cadires. A la Marta li agradava que mengéssim en aquell racó acollidor i còmode. Al menjador només s´hi anava per alguna celebració o si tenien convidats. Jo vaig ajudar a parar taula, abans vaig amuntegar a la pica plats i gots bruts de dies mentre en Josep acabava de coure el sopar. 

AMORÓS, M. Lluïsa (2008): Me`n torno al carrer Kieran, Barcelona, Barcanova. Nova narrativa, 124, pàg. 22.

jueves, 28 de julio de 2011

Croquetes

Robert de Nola (2006). Encantadísimo

Se’ns esmoles les dentetes 
Quan la mare fa croquetes.

Ben rosses i cruixidoress
No te’n menges, en devores.

En qualsevol ocasió
Si hi ha croquetes millor.

Miquel Martí i Pol (1999). Bon profit

miércoles, 20 de julio de 2011

Te he visto meterte los dedos en la garganta

“-¡Mentirosa! Te he visto meterte los dedos en la garganta.
-Vale, vale ya. Es que sentía náuseas y lo único que he hecho ha sido ayudarme un poco.
-Estás bulímica, Ellie. Ayer lo hiciste también. Sabía que te ocurría algo, pero tú seguías mintiéndome. ¿Por qué lo haces? Es una locura. No puedo entender que alguien quiera provocarse vómitos.
-¡No disfruto con ello! Es horrible. Pero ¿qué otra cosa puedo hacer si tengo tan poco voluntad y me pongo las botas de comer? Tengo que librarme de toda esa comida antes de que engorde todavía más.
-¡Pero si tú no estás gorda!” (p. 129).
bulimia

“-Me preocupa, Ellie. Tienes, de verdad, todos los síntomas clásicos de una personalidad anoréxica. Eres inteligente, perfeccionista, muy decidida, puedes mentir como una loca, has tenido una infancia traumática… ya sabes, has perdido a mamá siendo muy niña –la voz de papá vacila. Nunca habla de mamá, incluso ahora. (p. 146).



cats1

WILSON, Jacqueline (1998): Chicas con imagen, Madrid, SM, Gran Angular, 212. Traducción Asun Balzola.

La belleza no es más que una parte de la moda

Rubens. "La tres gracias"
Rubens: "Las tres gracias". Museo del Prado
“-Vale. Os han lavado el cerebro. Son mujeres grandes, son fuertes, tienen los muslos robustos y los músculos fuertes. Y son valientes, dulces y vulnerables también. No son mujeres bellas. ¿Y qué? La belleza no es más que una parte de la moda. Los pintores han utilizado mujeres bellas como modelos durante siglos, pero su tamaño y proporciones han ido cambiando con el tiempo. Si tú fueras Giovanni Arnolfini y vivieras en la Edad media, tu tipo de chica tendría la frente alta, el pecho pequeño y una tripa grandota. Un siglo después, a Tiziano le gustaban las mujeres grandes y firmes con los traseros bien grandes. A Rubens también le gustaban las mujeres gordas, pero quería que tuvieran las carnes suaves y flojas. Las mujeres de Goya eran blancas y delgadas, y, sin embargo, al impresionista Renoir le gustaban de nuevo las mujeres grandes, pero que fueran de color rosa salmón” 


cats1

WILSON, Jacqueline (1998): Chicas con imagen, Madrid, SM, Gran Angular, 212. Traducción Asun Balzola, p. 155.

lunes, 27 de junio de 2011

Un extraño potingue rojo



“Para sellar el fin de las hostilidades, los chicos alzaron sus vasos y bebieron hasta no dejar ni gota.
-Lo hago con zumo de grosellas, fresas y frambuesas. Lleno de vitaminas –explicó Margaret.
-Está bueno –dijo Vicente, interpretando la opinión general. Con una excepción: Nicolás pensaba que hubiera mejorado mucho con un poco de mora machacada”.


VÁZQUEZ-VIGO, Carmen (2011): El extraño caso del potingue rojo, Madrid, Bruño, AltaMar, 1995, p- 125..

Una paella singular

                                              Paella mixta de carne y marisco

“A la derecha del cartel había pintado una paella de frente, sin pensar que en esa posición todo el arroz se vendría abajo. Lo que quería era llamar la atención sobre los carabineros, las cigalas y otros suntuosos mariscos que allí aparecían. Luego, las cosas como son, en la paella que Perico guisaba sólo había un par de mejillones y alguna pata de calamar despistada.
A la izquierda, otra pintura mostraba un bocadillo de donde colgaba una larga lengua de jamón color fucsia que no era en realidad tan ibérico como esperaban los ingenuos turistas”.


VÁZQUEZ-VIGO, Carmen (2011): El extraño caso del potingue rojo, Madrid, Bruño, AltaMar, 1995, p. 70

Moras para los turistas de Torredemar


                                                         Supermoras

“Pero Nicolás pensaba que no era para tanto. A esas horas el sol le parecía un huevo frito, sin más; pero le convenía que la gente estuviera tanto rato quieta en el mismo sitio. Mucho sentido artístico no tenía, la verdad, pero para los negocios era bárbaro.
Recogía moras de las que crecen tras las dunas. Excepto algún pinchazo que otro, no le costaban nada. Las metía en bolsitas de celofán y las vendía a precio de tienda ecológica. Lo mismo que los demás chicos del pueblo, sabía que bastaba con ponerse un poco pesado para que sus “víctimas”, con tal de que las dejasen en paz, acabaran por comprar cualquier cosa”.


VÁZQUEZ-VIGO, Carmen (2011): El extraño caso del potingue rojo, Madrid, Bruño, AltaMar, 1995, p 10.

Boda y Acompañamiento del campo

“Don Repollo y doña Berza, (…)
Verdes fidalgos de España.
Casáronse, y a la boda (…)
Vino la nobleza y gala.

Vana y hermosa, a la fiesta
Vino doña Calabaza;
Que su merced no pudiera
Ser hermosa sin ser vana.

La Lechuga, que se viste
Sin aseo y con fanfarria,
Presumida, sin ser fea,
De frescota y de bizarra. (…)

La Naranja, a lo ministro
Llegó, muy tiesa y cerrada,
Con su apariencia muy lisa
Y su condición muy agria. (…)

Doña Alcachofa, compuesta
A imitación de las flacas:
Basquiñas y más basquiñas,
Carne poca y muchas faldas. (…)

La Berenjena, mostrando
Su calavera morada,
Porque no llegó en el tiempo
Del socorro de las calvas. (…)

Persona de muy buen gusto
Don Limón, de quien espanta
Lo sazonado y panzudo,
Que no hay discreto con panza.

De blanco, morado y verde,
Corta crin y cola larga,
Don Rábano, pareciendo
Moro de juego de cañas”.

Boda y acompañamiento del campo”, Francisco de Quevedo, en ALMENA, Fernando (1987): Morito de Caracatucón, Valladolid, Gráficas Andrés Martín

Natillas, siempre natillas

                                                                Natillas

PIRULETA: Oye, en la despensa del castillo no tendréis natillas, ¿verdad?
POPI: Sí, seguro que sí, ¿por qué?
PIRULETA: Porque me gustan a rabiar. Me encantaría acompañar todo con natillas. (Soñadora. Se relame). Sopa de natillas, patatas con natillas, fabada de natillas, albóndigas con natillas…, y de postre, natillas con natillas. ¿Por qué no me invitas a un platito?
POPI: Si solamente es un platito…
PIRULETA: Sólo diez o doce litros me bastan.

ALMENA, Fernando (1994): Padoluz y Piruleta. Teatro para escolares, Gijón, Júcar, p. 32.

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