lunes, 27 de junio de 2011

Un extraño potingue rojo



“Para sellar el fin de las hostilidades, los chicos alzaron sus vasos y bebieron hasta no dejar ni gota.
-Lo hago con zumo de grosellas, fresas y frambuesas. Lleno de vitaminas –explicó Margaret.
-Está bueno –dijo Vicente, interpretando la opinión general. Con una excepción: Nicolás pensaba que hubiera mejorado mucho con un poco de mora machacada”.


VÁZQUEZ-VIGO, Carmen (2011): El extraño caso del potingue rojo, Madrid, Bruño, AltaMar, 1995, p- 125..

Una paella singular

                                              Paella mixta de carne y marisco

“A la derecha del cartel había pintado una paella de frente, sin pensar que en esa posición todo el arroz se vendría abajo. Lo que quería era llamar la atención sobre los carabineros, las cigalas y otros suntuosos mariscos que allí aparecían. Luego, las cosas como son, en la paella que Perico guisaba sólo había un par de mejillones y alguna pata de calamar despistada.
A la izquierda, otra pintura mostraba un bocadillo de donde colgaba una larga lengua de jamón color fucsia que no era en realidad tan ibérico como esperaban los ingenuos turistas”.


VÁZQUEZ-VIGO, Carmen (2011): El extraño caso del potingue rojo, Madrid, Bruño, AltaMar, 1995, p. 70

Moras para los turistas de Torredemar


                                                         Supermoras

“Pero Nicolás pensaba que no era para tanto. A esas horas el sol le parecía un huevo frito, sin más; pero le convenía que la gente estuviera tanto rato quieta en el mismo sitio. Mucho sentido artístico no tenía, la verdad, pero para los negocios era bárbaro.
Recogía moras de las que crecen tras las dunas. Excepto algún pinchazo que otro, no le costaban nada. Las metía en bolsitas de celofán y las vendía a precio de tienda ecológica. Lo mismo que los demás chicos del pueblo, sabía que bastaba con ponerse un poco pesado para que sus “víctimas”, con tal de que las dejasen en paz, acabaran por comprar cualquier cosa”.


VÁZQUEZ-VIGO, Carmen (2011): El extraño caso del potingue rojo, Madrid, Bruño, AltaMar, 1995, p 10.

Boda y Acompañamiento del campo

“Don Repollo y doña Berza, (…)
Verdes fidalgos de España.
Casáronse, y a la boda (…)
Vino la nobleza y gala.

Vana y hermosa, a la fiesta
Vino doña Calabaza;
Que su merced no pudiera
Ser hermosa sin ser vana.

La Lechuga, que se viste
Sin aseo y con fanfarria,
Presumida, sin ser fea,
De frescota y de bizarra. (…)

La Naranja, a lo ministro
Llegó, muy tiesa y cerrada,
Con su apariencia muy lisa
Y su condición muy agria. (…)

Doña Alcachofa, compuesta
A imitación de las flacas:
Basquiñas y más basquiñas,
Carne poca y muchas faldas. (…)

La Berenjena, mostrando
Su calavera morada,
Porque no llegó en el tiempo
Del socorro de las calvas. (…)

Persona de muy buen gusto
Don Limón, de quien espanta
Lo sazonado y panzudo,
Que no hay discreto con panza.

De blanco, morado y verde,
Corta crin y cola larga,
Don Rábano, pareciendo
Moro de juego de cañas”.

Boda y acompañamiento del campo”, Francisco de Quevedo, en ALMENA, Fernando (1987): Morito de Caracatucón, Valladolid, Gráficas Andrés Martín

Natillas, siempre natillas

                                                                Natillas

PIRULETA: Oye, en la despensa del castillo no tendréis natillas, ¿verdad?
POPI: Sí, seguro que sí, ¿por qué?
PIRULETA: Porque me gustan a rabiar. Me encantaría acompañar todo con natillas. (Soñadora. Se relame). Sopa de natillas, patatas con natillas, fabada de natillas, albóndigas con natillas…, y de postre, natillas con natillas. ¿Por qué no me invitas a un platito?
POPI: Si solamente es un platito…
PIRULETA: Sólo diez o doce litros me bastan.

ALMENA, Fernando (1994): Padoluz y Piruleta. Teatro para escolares, Gijón, Júcar, p. 32.

Solo para desayunar


ZAPATONES.- Tienes repuesta para todo, ¿eh? No te das cuenta de que eres el sucesor de los Zapatones, el heredero del apellido, del título y de su fortuna. ¿Crees que con este aspecto vas a llegar a ningún sitio? Como mucho a ministro de Cultura. Estás hecho un asquito, una caca… una ca… calamidad. Tendrías que ser el más fuerte, el más listo, el primero de la clase de esgrima… Pero si no haces ejercicio, sino comes apenas, ¿cómo vas a hacerte grande y fuerte? A tu edad yo me comía un jamón, tres pollos en pepitoria, diez kilos de patatas, treinta y dos huevos fritos, cinco hogazas de pan, un cesto de fruta y cinco litros de leche, y sólo para desayunar. Imagina que comía a mediodía.


ALMENA, Fernando (1994): Padoluz y Piruleta. Teatro para escolares, Gijón, Júcar, p. 25.

El burro que quería aprender

                                                                Fernando Almena

NIÑO 2: ¿A ti te gusta el trigo?
BURRO: Sí, y la cebada.
NIÑO 3: Pues nosotros preferimos el pan. Estamos más civilizados.
BURRO: Claro, claro… Pero si os encontraseis en una isla desierta y tuvieseis que elegir entre un puñado de granos de trigo y una docena de buenas hogazas de pan, ¿qué escogeríais?
NIÑOS: Las hogazas de pan.
(Es de esperar la respuesta en contra de los espectadores. En ese caso, el BURRO los señalará).
BURRO: Ahí está diferencia, yo elegiría el trigo.
NIÑO 4: Porque eres un asno.
BURRO: No, porque sembraría el trigo y obtendría muchos más granos, con los que me alimentaría o fabricaría pan y aún me sobrarían para sembrar de nuevo.


ALMENA, Fernando (1991): Teatro para escolares, León, Everest, p. 137.


El león vegetariano



ANIMADOR: (A los niños) Queridos amigos, voy a daros una noticia maravillosa que llevabais tiempo esperando; acabo de enterarme de que por fin va a celebrarse un baile de disfraces.
NIÑOS: (A coro, con muestras de entusiasmo.) ¡Bien!
ANIMADOR: Pero existe un inconveniente, no va a tener lugar en la ciudad. Ello se debe a que lo ha organizado el rey de los animales, el gran Leoncio XXIV. En este caso, ¿os apetecería asistir?
NIÑO 1: Sí, pero nos comería.
NIÑO 2. Con patatas.
NIÑO 3: En tortilla.
NIÑO 4: Con palomitas de maíz.
(Aquí debe propiciarse que los niños entren en el juego del disparate.)
ANIMADOR: No os comerá porque es un león vegetariano. Se pasa la vida comiendo vegetales, y se ha puesto tan gordo, que no cabe por la puerta de su castillo.

ALMENA, Fernando (1991): Teatro para escolares, León, Everest, pp. 29-30

Pa torrat amb mantega

                                                        Pa torrat amb mantega
El pa torrat i la mantega
solen anar sovint plegats
i ens els mengem de bona gana,
molt més si són ben ensucrats.
Tenen un gust que, en barrejar-se,
resulta encara més plaent,
tant és així que cada dia
en menja areu qui sap la gent.
Per esmorzar van de primera,
ja no cal dir per berenar,
i a totes hores sempre donen
plaer complet al paladar. 

MARTÍ I POL, Miquel (1999): Bon profit!, Barcelona, Barcanova


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