lunes, 27 de junio de 2011

Moras para los turistas de Torredemar


                                                         Supermoras

“Pero Nicolás pensaba que no era para tanto. A esas horas el sol le parecía un huevo frito, sin más; pero le convenía que la gente estuviera tanto rato quieta en el mismo sitio. Mucho sentido artístico no tenía, la verdad, pero para los negocios era bárbaro.
Recogía moras de las que crecen tras las dunas. Excepto algún pinchazo que otro, no le costaban nada. Las metía en bolsitas de celofán y las vendía a precio de tienda ecológica. Lo mismo que los demás chicos del pueblo, sabía que bastaba con ponerse un poco pesado para que sus “víctimas”, con tal de que las dejasen en paz, acabaran por comprar cualquier cosa”.


VÁZQUEZ-VIGO, Carmen (2011): El extraño caso del potingue rojo, Madrid, Bruño, AltaMar, 1995, p 10.

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