sábado, 25 de mayo de 2013

Se enfría el desayuno

Martina se secaba el pelo recién lavado, y el ruido del secador le impedía oír los reiterados avisos de su tía Carmen desde la cocina.
-Martina, el desayuno está servido. Tómalo antes de que se enfríe la leche.
Pero Martina, además de pretender dar forma a una melena que se le resistía especialmente, tenía la cabeza llena de pensamientos, y saltaba de uno a otro, tratando de organizarlos y así saber con precisión lo que debería hacer.
-Martina, las tostadas se van a quedar duras.
Porque algo quería hacer. En primer lugar, buscar a Igor y pedirle disculpas por el plantón. ¡Menudo plantón! Una cosa es llegar tarde a una cita, media hora, una o dos... Pero no acudir a ella sin dar explicaciones... Jamás lo había hecho.
-La mantequilla se está derritiendo con el calor. ¿Quieres salir del baño de una vez?
Claro que ella no acostumbraba a faltar a sus citas. Lo había hecho por lo que lo había hecho. A la fuerza. ¿Cómo iba a suponer que su tía Carmen iba a estar esperándola a la salida del examen?
Carmen golpeó con los nudillos la puerta del cuarto de baño. Martina respondió a los golpes.
-¡Ya voy! -y desconectó el secador.
-No me digas que te prepare el desayuno si piensas lavarte el pelo, porque...

Alfredo GÓMEZ CERDÁ (2009): Pupila de águila. Editorial SM; Gran Angular: Madrid. Página75.
Guía de la editorial: CLICA AQUÍ.

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