jueves, 25 de agosto de 2011

Nunca habíamos tomado café

Mi abuela de despertó a las seis, con hambre y quisquillosa. Nadie se había acordado de la comida. ¿Cómo pensar en comer cuando el mundo acababa de estallar en llamas? Por fin, mi madre fue a la cocina y preparó unos platos de carne fría y sobras de ensalada de patata, que nos sirvió a los tres agrupados delante de la radio. Hasta nos trajo café. La abuela insistió en comer con la misma formalidad de siempre. Caroline y yo nunca habíamos tomado café y el hecho de que nuestra madre nos lo hubiera servido aquella noche fue para nosotras una señal de que nuestro mundo seguro de siempre ya era cosa del pasado.

PATERSON, Katherine (1999): Amé a Jacob, Barcelona, Noguer, p. 35.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

ENGRANDEIX EL TEXT