
Es martes, así que hoy preparará unas lentejas. Mejor
dicho: las lentejas que dejó en
remojo la víspera. Se coloca un mandil. Durante la próxima media hora, con
gestos que tienen algo de mecánico pero también de dulce disfrute, pelará dos
ajos, cortará una cebollita en delicadas medialunas, hará rodajas una punta de
chorizo, pondrá una cazuela al fuego, verterá unas gotas de aceite, sofreirá la
cebolla y dorará el ajo, añadirá la carne y echará las lentejas después de
haberlas escurrido en un colador. Perfecto. Completará con agua y las dejará a
fuego lento. Mientras cuecen, busca en
la nevera una pechuga de pollo y la filetea para que tome bien el pan rallado y
el huevo. Nunca ha tenido claro qué iba antes: si el pan o el huevo. Sospecha que
el pan, por lógica. Sabe que podría resolver la duda con el libro de recetas,
que tiene un índice alfabético fácil de manejar. El caso es saber dónde
buscarlo. Está en la cocina, seguro, pero en cualquiera de los armarios.
Desecha la consulta, confiando en que lo primero debe ser el pan.
GÓMEZ, Ricardo (2012): Tras el cristal, Madrid, SM, pág. 89. (Gran Angular, 298)
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